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A Iñigo Barandiaran le guían el compromiso con la libertad y el respeto a los demás. Son los valores que le inculcaron sus padres, Luis y María Luisa, y que desde niño le han orientado durante toda su vida. En ese camino, pronto vio en EAJ-PNV un espacio en el que poder satisfacer sus inquietudes; de hecho, aunque se afilió en 1977, su relación con el partido es incluso anterior. Desde entonces ha desempeñado todo tipo de cargos internos tanto en EGI como en el organigrama jeltzale: ha sido miembro primero y presidente después de la junta de Alde Zaharra y Erdialde; también en Gasteiz-Erdialde; representante en la Asamblea Regional de Gipuzkoa y en la de Araba; y representante y portavoz en la Asamblea Nacional por Araba; también presidente de la Comisión Nacional de Garantías y Control.
Le gusta definirse como “donostiarra de la Parte Vieja”, localidad en la que nació el 19 de febrero de 1959 en el seno de una familia de conocido compromiso en ambientes euskaltzales y de actividad política en tiempos de clandestinidad. Precisamente la familia, además de su compromiso político, sigue siendo el eje sobre el que gira su vida; casado con Ana desde 1986, tiene dos hijas, Leire y Amaia, “increíbles y preciosas”, y también aprecia el calor de sus hermanos, Ramón y Belén, a los que no duda en calificar de “geniales”.
A Iñigo Barandiaran le guían el compromiso con la libertad y el respeto a los demás. Son los valores que le inculcaron sus padres, Luis y María Luisa, y que desde niño le han orientado durante toda su vida. En ese camino, pronto vio en EAJ-PNV un espacio en el que poder satisfacer sus inquietudes; de hecho, aunque se afilió en 1977, su relación con el partido es incluso anterior. Desde entonces ha desempeñado todo tipo de cargos internos tanto en EGI como en el organigrama jeltzale: ha sido miembro primero y presidente después de la junta de Alde Zaharra y Erdialde; también en Gasteiz-Erdialde; representante en la Asamblea Regional de Gipuzkoa y en la de Araba; y representante y portavoz en la Asamblea Nacional por Araba; también presidente de la Comisión Nacional de Garantías y Control.
Le gusta definirse como “donostiarra de la Parte Vieja”, localidad en la que nació el 19 de febrero de 1959 en el seno de una familia de conocido compromiso en ambientes euskaltzales y de actividad política en tiempos de clandestinidad. Precisamente la familia, además de su compromiso político, sigue siendo el eje sobre el que gira su vida; casado con Ana desde 1986, tiene dos hijas, Leire y Amaia, “increíbles y preciosas”, y también aprecia el calor de sus hermanos, Ramón y Belén, a los que no duda en calificar de “geniales”.
Tras ejercer como funcionario interino en el Ayuntamiento de Arrasate, el mismo año en el que contrajo matrimonio, el trabajo le sacó de Gipuzkoa para ir a vivir a Gasteiz durante 17 años, tras lo cual volvió a su lugar de origen. “Tengo que confesar que tengo la sensación de haber vivido en las dos mejores ciudades que un urbanita como yo podría imaginar”, asegura. En la capital alavesa estuvo hasta 1988 en el departamento de Trabajo y Sanidad del Gobierno Vasco, y hasta 2003 como letrado de los Servicios Jurídicos del Gobierno Vasco. Ese año obtuvo la plaza que actualmente desempeña como letrado del Ayuntamiento de Donostia. Pero su andadura profesional ha sido larga; además de como letrado, ha pasado por la división de Poderes Locales del Consejo de Europa en Estrasburgo (1991), ha sido director de Administración Local del Gobierno Vasco, miembro del consejo asesor del IVAP, asesor jurídico del consejero de Interior (1996-1998) o miembro del Consejo de Asistencia Jurídica Gratuita de Gipuzkoa (1996-2003), entre otros. Además, y desde 2005, es profesor-tutor de dos asignaturas de Derecho Procesal en el centro de la UNED en Bergara.
Licenciado en Derecho en la facultad de Donostia (1976-1981) también posee titulación como especialista en Administración Pública (1998-1999), y habla francés, “acierto a entender el inglés”, y domina el castellano y el euskera. A esto último contribuyó en gran medida su formación desde los tres años en las primeras ikastolas clandestinas dirigidas por Elbira Zipitria. “Primero con la andereño Itziar Arzelus y más tarde, y durante cuatro años, en una habitación de un piso junto a la parroquia San Pedro, en el muelle, con Mari Carmen Mitxelena”, recuerda. “Eso ha marcado a toda una generación de donostiarras, y también a mí”. Los jesuitas completaron la formación preuniversitaria de Barandiaran.
Sus preferencias personales se han dirigido siempre al viaje, al deporte y a la cultura. Un campo en el que ha sido promotor y partícipe de diferentes iniciativas, entre las que destaca la asociación Alde zaharreko Kaskarin elkartea que preside en la actualidad, y que organiza unas jornadas cada otoño. También ha formado parte de otras entidades culturales enraizadas en su entorno, como de la tamborrada Lurgorri, la sociedad Zubi Gain y su tamborrada o Caldereros. Ha practicado todo tipo de deportes y actividades -atletismo, hockey, futbol, montaña, esquí-, y hoy sigue siendo un montañero y esquiador, “menos intenso pero activo”. Empedernido lector de todo tipo de literatura, su candidatura al Congreso puede llevarle a Madrid, algo que a un apasionado viajero como él no le supondrá un excesivo esfuerzo puesto que, como tal, “me cuesta diez minutos preparar la maleta para salir de viaje”.
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