Imanol Kerejeta quiere ser alguien. Pero no porque ya no lo sea. De hecho, es licenciado en Medicina, doctor en Psiquiatría, patrono de la Fundación Proyecto Hombre, profesor de psiquiatría en euskera en la UPV-EHU… Sin embargo, siempre ha querido ser ese ‘alguien’ al que muchas veces se apela como el responsable de solucionar los problemas sin saber ni siquiera quién debe ser. “Antes de retirarme quería poder contribuir a resolver esos temas que muchas veces nos venían a consultar desde el ámbito público”. Por eso se afilió a EAJ-PNV en 2013, para ser “coherente y leal” con el partido en el que entró a tomar parte en la Comisión de Sanidad. “Quedé gratamente impresionado con la gente joven y vi la posibilidad de hacer cosas en el futuro”. Ahora dispone de esa oportunidad en el Senado.

Pese a que en su generación no era lo más habitual, él siempre se ha llamado Imanol de manera oficial. Eso fue posible porque nació en Caracas. Fue un 21 de febrero de 1953, debido a que sus padres, de Donostia él y de Zarautz ella, tuvieron que salir de Euskadi para buscar una oportunidad en la posguerra y, en el caso de ama, huir además de la incómoda vida que hubiera tenido en la dictadura franquista tras haberse significado contra el bando sublevado en la Guerra Civil o tras facilitar la huida de refugiados en la ocupación nazi.

Allí permanecieron 21 años, hasta que Imanol regresó para ingresar en la Universidad de Bilbao. Atrás quedaban interminables horas de juegos en la calle y unos años en los que a duras penas pudo mantener el euskera que sus padres le inculcaron allende los mares. Ya de regreso a Donostia, recuperó el nivel perdido. “Yo siempre digo que soy euskaldunberri”, indica con humor.

Tras licenciarse, ha ejercido en hospitales públicos de los tres territorios de la Comunidad Autónoma Vasca -actualmente es el jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Donostia, cargo que ocupa desde 1986 salvo un lapso de tres años- hasta hace 10 años, cuando abrió una consulta privada. Sus colaboradores le aprecian y valoran su capacidad de trabajo, aunque lo más destacado es su labor por favorecer el desarrollo de sus pacientes y de sus subordinados, tanto desde el punto de vista personal como profesional.

Ha podido extender su conocimiento a través de las ondas gracias a sus colaboraciones, durante 11 años ininterrumpidos, en Radio Euskadi y Onda Vasca; 500 programas en los que, a través de conversaciones con un psiquiatra, tan solo ha tratado de “aplicar el sentido común” a diferentes situaciones, una de sus principales cualidades y que pretende aplicar en el Senado.

Casado con María José, sus hijas Naia e Irati, de 29 y 19 años, son el fruto de la relación con “mi mejor elección”. Habla de ella con devoción, asegurando que es la mejor “compañera, madre, amiga, organizadora… Nos ataremos los zapatos el uno al otro cuando no podamos llegar”, ilustra. Pese a esta declaración sentimental, asegura ser “muy celoso de mi intimidad”, tal vez por ello recela de narrar sus andanzas en Facebook o Twitter, o tal vez lo hace porque prefiere comunicarse “personalmente con la gente”. Esa es una de las principales razones, además, por las que le encanta su trabajo.

• Una película: El Cuerno de Cabra, de MetodiAndonov
• Un libro: El discurso del método, de Descartes
• Una serie de TV: Canción triste de Hill Street
• Un deportista: Miguel Indurain
• Un artista: Jorge Oteiza y Mikel Laboa
• Un escritor: Juan Mari Irigoien
• Un actor/actriz: Peter O‘Toole
• Un personaje histórico: Salvador Allende
• Un referente político: Juan Ajuriagerra
• Un deseo: Descubrir mañana que es lo que me va a ir pasando. Hay que estar permanentemente vivo.
• Una app de móvil: WhatsApp
• Un refrán: No por mucho madrugar amanece más temprano
• El mejor consejo que le han dado: Que cada uno se valore más que otras cosas